Innovar o Morir: El reto para el Director de Sistemas

En un mundo en el que cada vez existe mayor competencia, nuestras organizaciones se ven obligadas a innovar para mantener su competitividad. Pero: ¿qué quiere decir "innovar"? y ¿cómo puede el Director de Sistemas apoyar la innovación en su organización?

En su sentido lingüístico, innovar significa hacer o introducir cosas nuevas. Sin embargo, desde la perspectiva organizacional, también debería significar "dejar de hacer algunas cosas que hemos venido haciendo hasta ahora". El problema en ambos casos es: ¿cuáles cosas?

Podría pensarse que por el hecho de estar contínuamente evaluando tecnologías de información el Director de Informática o Sistemas es innovador por naturaleza. Claro, esto le brinda algunas ventajas cuando de cambiar se trata, pero hay de "innovación" a "Innovación". Por ejemplo, algo como una actualización de software o hardware es importante y hasta necesario hacerlo de cuando en cuando, pero ¿qué valor le aporta a la organización? y ¿qué tan importante es con respecto a otros usos posibles de los recursos?

Quizá la "Innovación" que estamos buscando es aquella que mejor apoya a nuestra organización en sus procesos productivos e inclusive le permite transformarse.

El Director de Sistemas puede participar en al menos dos tipos de Innovación dentro de su organización: "Innovación Tecnológica" e "Innovación de Negocio". Ambas son necesarias para la organización y pueden ser hasta determinantes para su supervivencia.

Innovación Tecnológica significa, entre otras cosas, evaluar e implantar las mejores tecnologías para apoyar a nuestra organización. Innovación de Negocio significa evaluar y cambiar los procesos críticos y la forma en que la organización genera valor. Para esto último es necesario, por lo tanto, conocer a fondo nuestra organización, además de conocer la tecnología y saber "vender las ideas" dentro de nuestra organización.

El caso ideal para el Director de Sistemas es cuando por el hecho de introducir una nueva tecnología, la organización puede hacer las cosas en una nueva forma y eso le agrega valor o expande la cantidad de productos o servicios ofrecidos por la organización. Por el contrario, el peor caso es cuando la tecnología se convierte en un "elefante blanco" que nadie entiende, nadie usa, y además costó un montón de dinero que se podía haber empleado en cosas mejores.

Así pues, el Director de Sistemas debe ser sensible no sólamente a la tecnología, sino también a su negocio y al impacto que la tecnología tendrá sobre aquellos que la utilizarán.
He aquí algunas sugerencias para facilitar la innovación:
  • Empezar con proyectos cortos, de alta visibilidad
  • Introducir las nuevas tecnologías en una población pequeña de usuarios
  • Involucrar a usuarios con alta disposición al cambio
  • Conseguir "patrocinadores" que pertenezcan a la alta Dirección de la organización
  • Reconocer los errores
  • Aprender de los errores
¿Suena difícil? Puede serlo. Peor aún, si no estamos pensando en innovar, seguramente alguien más (dentro o fuera de nuestra organización) ya lo está haciendo. Grave sería que nuestra competencia fuera mejor que nosotros por haber innovado a tiempo. Peor aún sería que no nos diéramos cuenta y acabemos diciendo, que: "todo iba bien, hasta que empezó a ir mal".

En consecuencia, cabe hacernos periódicamente la siguiente pregunta: ¿realmente estamos innovando?

Autores: A. Cota y M. González