Los 10 vicios del correo electrónico


Si usas el correo electrónico como herramienta de trabajo, muy probablemente alguna vez te habrás sentido abrumado por la cantidad de mensajes que recibes. Tal vez incluso has tenido un sentimiento de angustia por revisar tu correo en altas horas de la madrugada porque "podría haber algo importante". 

El correo electrónico es una herramienta importante en las organizaciones modernas pero, ¿lo usas correctamente? 

Analiza tus hábitos y decide si estás cayendo en alguno de los siguientes vicios del correo electrónico.

Vicio #1 - El correo electrónico es algo inmediato. El día de hoy es posible llevar tu correo electrónico en tu laptop, smartphone, tablet que cuentan con conexión a Internet las 24 hrs. Cuando envías un mensaje tu dispositivo te confirma el envío. Por lo tanto, debe haber llegado ya al destinatario ¿verdad? ¡Mentira! Tus mensajes se almacenan en un servidor de salida que intenta enviarlos de inmediato pero si no tiene éxito los guarda para reintentar periódicamente durante las próximas horas ¡o días! Tu mensaje podría tardarse en llegar desde unos cuantos minutos hasta un par de días. No puedes confiar en que el remitente ha recibido la información hasta que su contestación lo haga evidente. Por la misma razón, tu contraparte tampoco debería esperar que contestes de inmediato. ¡No lo hagas! Contesta tu correo sólamente durante horas de oficina.

Vicio #2 - El correo electrónico es para cosas urgentes. Se deriva del Vicio #1. No sólo el mensaje podría entregarse con retraso sino que el destinatario podría no estar tan pendiente como tú de su buzón de correo. Por ejemplo, podría no tener configurado su smartphone para revisar su buzón cada 5 minutos, como tú lo has hecho. Si tienes algo urgente que decirle, no te confíes, llámale por teléfono, mándale un SMS o ¡ve a verlo en persona!

Vicio #3 - La gramática y redacción no importan con las nuevas tecnologías. ¡Falso! ¡Claro que si! No sólo eres lo que dices, sino cómo lo dices. Tu redacción refleja tu personalidad. El correo electrónico te permite decir rápidamente las cosas, pero también te permite decirlas rápidamente mal. Si no usas una redacción correcta, lo que digas podrá ser interpretado de muchas maneras. Incluso de forma opuesta.

Vicio #4 - E-Mail y Mensajería Instantánea son casi lo mismo. Falso. Este vicio se deriva de los anteriores tres. Es posible ocasionalmente intercambiar correo electrónico tan rápidamente con otras personas que nuestros mensajes se simplifican hasta contener unas pocas frases o palabras. Exactamente igual que si fueran mensajes instantáneos (p. ejm. mensajes SMS, Skype, Messenger, etc.). El uso de abreviaciones y monosílabos tampoco ayuda. Toma en cuenta que la otra persona podría olvidar fácilmente  el contexto de la conversación. Por ejemplo: ¿Qué significa un mensaje de correo que sólo dice "no, gracias", o "confirmado" si no recuerdas toda la conversación anterior? 

Vicio #5 - Siempre mandar copia al jefe. Este vicio es una combinación de muchos otros, que van más allá de la forma como se usa la tecnología. Enviar una copia al jefe es totalmente inútil si tu jefe recibe cientos de mensajes similares a diario y ha dejado de leerlos y opinar sobre ellos. Puede parecer una forma de involucrarlo en tus decisiones y así obligarlo a compartir contigo la responsabilidad, pero esto es una ilusión. Tú nunca dejas de ser responsable de tus decisiones. Si necesitas que tu jefe otorgue el visto bueno a todo lo que haces es como si necesitaras que él tomara tus decisiones. En ese caso ¿para qué necesitaría tu jefe que sigas trabajando en la organización? 

Vicio #6 - Mensajes muy largos. Esto es exactamente el opuesto del vicio #4. Así como los mensajes demasiado cortos no ayudan, los mensajes demasiado largos tampoco. Si debes hablar de muchos asuntos, puede ser mejor usar un mensaje diferente para cada uno de ellos. Piensa en esto: si la otra persona sólo contesta al asunto #1, ¿cómo sabes qué decidió respecto a los asuntos #2, #3 y #4? ¿Acaso los habrá leído?

Vicio #7 - Hay que guardar todo el correo para siempre. Tampoco debería necesario hacer esto. ¿Realmente tienes que cargar con los últimos 5 años de correo electrónico en todos tus dispositivos? Hay mensajes que dejaron de ser relevantes hace mucho tiempo. Algunos mensajes incluso nunca debieron haber sido guardados. Por ejemplo: todos los mensajes que intercambiaste para acordar la fecha y hora de una cita en esta semana. Una vez programada la cita, apúntala en tu calendario y BORRA sin piedad todos esos mensajes. Son totalmente inútiles.

Vicio #8 - Dejar acumularse una enorme cantidad de mensajes en tu buzón. Se parece al vicio anterior, pero es involuntario. Hay temporadas en que te llegan mensajes más rápido de lo que puedes tan si quiera examinar el asunto. Resultado: 500 mensajes "nuevos" en tu buzón, lo que se traduce en 500 "asuntos pendientes" que vas cargando por todas partes. Nuevamente esto es un auto-engaño. Hay correos totalmente irrelevantes. ¿Realmente necesitas guardar todo ese correo? ¿Qué pasaría si lo borras TODO en este momento? ¡Inténtalo! Te vas a sentir liberado. Pero si no puedes borrarlo todo, guarda esos 500 mensajes en una carpeta (llámala algo así como "Correos del mes pasado") y no vuelvas a verlos. Si es algo importante, te volverán a escribir. Si estabas esperando recibir algo, puedes localizarlo mediante las herramientas de búsqueda de tu aplicación de correo y así encontrar los mensajes importantes que  debes examinar. Busca por remitente, asunto o palabras clave y clasifica esos mensajes en carpetas diferentes. Trata de dejar tu buzón de entrada en cero mensajes al menos una vez por semana (o diario). Decide qué hacer, destruye, delega o deja para después para cada uno de los correos. ¡Sí se puede! ¡Inténtalo!

Vicio #9 - Mi buzón es mi lista de pendientes. ¡Ineficiente a más no poder! Tu buzón de entrada sólo contiene mensajes relacionados con tus asuntos pendientes, pero no es tu lista de asuntos pendientes. Además, los mensajes te van llegando en el orden y con la importancia que otras personas deciden. ¿Vas a dejar que otras personas te digan cómo trabajar? Revisa tu buzón, pero sé tú quien decida cuáles deben ser tus tareas pendientes. Asigna prioridades y anota las tareas en una lista diferente. Tu buzón de correo es el resultado de tu trabajo, tu trabajo nunca debe convertirse en el resultado de tu buzón.

Vicio #10 - El correo electrónico nunca falla. Esto último es para reir de desesperación. El correo electrónico PUEDE fallar. Tu mensaje podría no haber llegado y la otra persona podría nunca enterarse. Si pasa un tiempo razonable (días, nunca minutos) y no obtienes respuesta, debes reenviarlo y contactar a la otra persona por teléfono. No te confíes.

Ahora que has leído esta lista, ¿te identificas con alguno de estos hábitos? En nuestro siguiente artículo hablaremos sobre algunos hábitos positivos de uso del correo electrónico. Por lo pronto, empieza a corregir tus malos hábitos de trabajo y, ¡atrévete a detonar tu productividad!

Cloud Computing, ¿eres el cliente o la mercancía?


Los servicios "en la nube" ofrecen transformar radicalmente a la industria de TI, pero ¿como es posible que tantos servicios sean gratuitos? ¿Ocultan algún riesgo las nubes en su interior?

El "Cómputo en la Nube" (Cloud Computing) es quizá la última expresión de los cambiantes modelos de negocio de los proveedores de servicio en Internet. No existe una única definición de Cloud Computing, debido en parte a la intensa dinámica que atraviesa la industria. Para cuando creemos haber entendido las ventajas y desventajas de una forma de operar, el entorno tecnológico y económico posibilitan nuevos esquemas de negocio y hacen menos atractivos a otros.

Algunos ejemplos de Cloud Computing son los servicios ofrecidos por Google (Gmail, Calendar, Drive, Maps, Play etc.), Microsoft (Hotmail, Office 360, Skydrive), Apple (Itunes, iCloud), y proveedores un tanto más enfocados en ofrecimientos específicos como Dropbox, Evernote, Salesforce, Waze, Amazon, etc.

En lo único que todos los modelos coinciden es que Cloud Computing se basa en acceder a través de Internet a una serie de recursos (hardware y software) que están albergados en un "datacenter" (centro de procesamiento de datos) para disfrutar de algún tipo de servicio.

La "nube" es una excelente analogía para estos servicios. Las nubes en el mundo real son objetos inalcanzables, de fronteras vagas, con interior desconocido. Esos mismos términos se podrían aplicar para describir muchísimos servicios de Cloud Computing. Para empezar, el lugar donde se ubica el datacenter es irrelevante, su estructura interna es desconocida y sus servicios se extienden hasta nuestra laptop, tablet o smartphone (fronteras vagas).

Uno de los principales beneficios de Cloud Computing es su omnipresencia. Por ejemplo, basta una conexión a Internet en tu teléfono/tablet/laptop/desktop para tener acceso a los archivos con los que trabajaste en la oficina (Dropbox), sincronizar tu calendario con todos los miembros de tu equipo de trabajo (Google Calendar), dar seguimiento a un cliente difícil (Salesforce), y hasta encontrar la ruta con menos tráfico para llegar a tu cita (Waze).

¿Y lo mejor de todo? La mayoría de los servicios ¡son gratuitos!
Ante este gran valor y bajo costo ¿quién podría negarse?

Quizá la maldición de Cloud Computing es lo fácil que es inscribirse a un servicio (y lo difícil que es dejar de usarlo).

Pues bien, el riesgo de suscribirse entusiastamente a un servicio es que estás confiando tus datos personales, tus archivos, tu información y hasta tu ubicación geográfica al proveedor de la nube. ¿Confiarías a ciegas en un perfecto desconocido?

Y no se trata sólamente de que otras personas puedan obtener información sensible sobre tí (por ejemplo, Waze hace pública tu ubicación geográfica - por lo tanto ¡debes usar un alias!), sino que el proveedor mismo puede analizar tus datos para aprender sobre tus patrones de uso de Internet, tus conversaciones de correo, tus gustos musicales, tus compras, tus desplazamientos, etc. con la finalidad de hacerte un ofrecimiento comercial de otros bienes o servicios.

Esta es quizá la razón de fondo por la que tantos servicios en Internet son gratuitos. El costo de operación del servicio se sostiene en esos casos gracias a la publicidad que generan. La lógica es que mientras más atinada sea la publicidad, mayores serán las compras a los patrocinadores y más fácilmente se sostendrá el servicio de la nube.

Aquí es donde dejas de ser un cliente (porque no estás pagando por recibir un servicio y por lo tanto no estás en posición de exigir nada) y te conviertes en la mercancía, porque tu proveedor podría vender un extracto de tu información a terceros...

Y ni qué decir sobre el riesgo de que tu proveedor de toda la vida desaparezca, llevándose consigo toda tu información (fotos, archivos, música, calendarios, correos, etc.).

Al mismo tiempo, el valor o utilidad que tienen algunos de estos servicios para nosotros hace que ignoremos o menospreciemos los riesgos de subir nuestra información a la nube.

¿Qué puede uno hacer entonces para que su información no caiga en malas manos?
He aquí algunas recomendaciones prácticas.

1) Siempre evalúa el esquema de negocio del proveedor. ¿Cómo gana dinero el proveedor de servicios? ¿Hay un servicio "premium" que permita sostener el servicio gratuito? ¿Se sostiene con publicidad? Desconfia siempre de los proveedores cuyo esquema de negocio no sea claro.

2) Haz respaldos para no depender totalmente de la nube. Si pierdes la conexión a Internet ¡pierdes todo! Considera llevar contigo un respaldo físico de la información más importante, o aquella con la que estés trabajando en este momento. Una memoria USB, un DVD-ROM, o hasta tu smartphone pueden almacenar esos archivos indispensables para una junta, una presentación o para trabajar en casa.

3) Evalúa otras opciones antes de contratar. No sigas a la manada. Si todos tus amigos o conocidos usan un mismo servicio, no significa que sea lo mejor para tí o para ellos mismos. Una ley de la industria de telecomunicaciones dice que "el valor de un servicio está en proporción al número de usuarios" (Ley de Metcalfe), pero en Cloud Computing eso podría funcionar como un señuelo que te hiciera tomar una decisión equivocada.

4) Busca la portabilidad de tus datos. Hazte las siguientes preguntas: ¿Qué pasaría si quiero cambiar de proveedor? ¿Es el único en su tipo? (¡peligro! puedes quedar esclavizado), ¿existen herramientas o procedimientos para migrar mi información?

5) Consulta las políticas de uso aceptable y las políticas de seguridad. No confíes a ciegas. Por ejemplo, si tu proveedor de intercambio de archivos tiene una política dudosa ante la piratería, puedes perderlo todo cuando una orden judicial obligue a cerrar el servicio (piensa en Megaupload...). Busca documentación en la que el proveedor te ofrezca mecanismos de seguridad como cifrado de tu información, control de acceso, separación de tu entorno respecto al de otros usuarios, etc.

6) Asume que todo lo que subas a la nube podría volverse público. Por ejemplo, una deficiente administración del proveedor podría revelar tus archivos a otros usuarios. Si te preocupa mucho la sensibilidad de alguna información ¡no la subas a la nube! o protégela por tus propios medios: usa un alias, encripta tus archivos, regístrate con un e-mail distinto en cada proveedor, no ligues los servicios de diferentes proveedores entre sí, usa passwords distintos. Si, claro, es más difícil, pero ¿cuánto vale tu información?

Las tecnologías de Cloud Computing ofrecen demasiado valor para ser ignoradas. Prohibir el uso de estos servicios tampoco es la solución. A nivel institucional pueden volverse incluso una diferencia competitiva para nuestra organización. Por eso, debemos hacer un esfuerzo para conocer y medir los riesgos que estamos asumiendo.

Si nos lanzáramos a volar hacia las nubes, no lo haríamos con los ojos cerrados, ¿verdad?

Coaching: ¿qué es y para qué sirve?


Coaching es un término de moda en administración de empresas el día de hoy. Tanto así, que ha pasado a nuestro lenguaje cotidiano. Sin embargo, es posible abusar del término y emplear expresiones como:

  • Tienes que "coachear" a tu gente para que aprendan a hacer su trabajo (como si coaching fuera enseñar)
  • ¿Quieres que te coachee? (como si coaching fuera ayudar)
  • No lo dejes sólo, coachéalo (como si coaching fuera acompañar)

El problema con las expresiones anteriores es que implican diferentes concepciones de la palabra "coaching", y se podría argumentar que lo distorsionan. Lamentablemente, esto ha generado falsas expectativas del "coaching".

No ayuda mucho que existan múltiples variedades de coaching (poco más de una docena) y por supuesto, tampoco ayuda quien se autodenomine "coach" o "capacitador en Coaching" sin contar con una preparación adecuada ni una metodología científicamente soportada. En contraste, el proceso de desarrollo de un Coach Sistémico Certificado puede durar un par de años y costar miles de dólares.

Entonces ¿qué es un "coaching"? y ¿cómo sé si lo que voy a recibir vale la pena?

Examinemos el Coaching Sistémico, para tratar de entenderlo y lo que podemos lograr con su ayuda.

El Proceso de Coaching

Por principio de cuentas, "Coaching" es un proceso en el que participan dos seres humanos:

  • Un Coach (quien guía el proceso)
  • Un Coachee, o sea tú (quien hace el principal esfuerzo)

El proceso del Coaching Sistémico se realiza en sesiones de trabajo durante las cuales el Coach busca que el participante tome conciencia de sus propias motivaciones, su situación actual, y sus objetivos de transformación.

Con esta información el participante define un plan de trabajo para alcanzar las metas que él mismo se ha fijado. A lo largo del camino, el Coach ayuda al participante a revisar el avance en el cumplimiento de sus metas y motivarlo para lograrlas.


Consideraciones Importantes 

En el Coaching, el que hace casi todo el trabajo ¡eres tú!

El Coach pregunta, motiva, sugiere, anima y te mantiene enfocado en tus metas. Sin embargo, tú diriges el proceso, y estableces los objetivos para tu propia transformación. Recuerda: tú eres el único experto en vivir tu propia vida.

El Coach no es un experto en todo, es decir, no siempre podrá decirte qué debes hacer para alcanzar tus metas, pero sí debería poder ayudarte a que tú mismo lo descubras. En este sentido, la experiencia que tenga tu Coach facilitará enormemente tu tarea.

Los principios éticos de tu Coach también serán muy importantes, ya que esta experiencia puede llegar a ser muy emocional y es necesario que tu Coach te sepa encauzar correctamente.

El Coaching no es psicoterapia, aunque si el Coach detecta que necesitas algo así, te lo va a sugerir.

Tus sesiones de trabajo y todo lo que platiques en ellas debe manejarse con estricta confidencialidad. Tu Coach no debe, por ejemplo, contarle a tu patrón sobre tus planes y ambiciones laborales a menos que tú explícitamente lo autorices.

Puedes asistir al Coaching en forma personal, o como parte de un equipo.

El proceso de Coaching puede realizarse como parte de otros procesos de la organización. Por ejemplo, algunas empresas lo usan durante las etapas de reclutamiento o selección de personal y en la inducción a la vida en la institución.

También puede aplicarse Coaching como una estrategia para la integración de equipos de trabajo y la alineación de metas, por ejemplo, al arrancar proyectos nuevos.

Los Resultados 

Los resultados de un Coaching deben ser:

  • Claridad en la identificación de tus objetivos 
  • Sentimiento de motivación para alcanzarlos
  • Un plan de trabajo para tu transformación
  • Revisión periódica de tus avances (opcionalmente)

Entonces ¿Coaching es para tí?

Sólo tú tienes la respuesta. ¡Atrévete a tomar las riendas de tu vida!

¿Es momento de contratar un Director de TIC?


Todas las empresas pequeñas que logran convertirse en grandes pasan por diferentes etapas, a veces turbulentas, a lo largo de su crecimiento.

Definición de puestos, procesos, separación de funciones son tareas a veces dolorosas que hay que emprender para lograr una mayor eficiencia en la organización.

El área de Tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC) no es la excepción a este proceso turbulento.


Una mala evolución del área TIC

Es muy usual que las labores de TIC en un inicio sean coordinadas por el área contable / administrativa de la empresa, dado que las primeras contrataciones de servicios tales como los teléfonos, Internet, o licencias de software etc. van a ser pagadas por dicha área. 

Lamentablemente es muy fácil seguir operando así, (diríase por costumbre) y años después seguir con el hábito de que a medida que crece la empresa, las labores de soporte TIC sigan siendo coordinadas por el área administrativa aún cuando el director de esa área carezca de conocimientos tecnológicos.

Los efectos de esta mala administración no son inmediatamente evidentes, pero se traducen en una falta de estrategia tecnológica, obsolescencia tecnológica, sobrecarga de trabajo del personal técnico, carencia de innovación y dependencia excesiva sobre algunos proveedores de la empresa. Esto último puede generar sus propios vicios.

En una gran empresa, el área TIC se maneja independiente del resto de las grandes divisiones de la misma y el Director de TIC usualmente se reporta directamente con el Director General. Sin embargo, en una pequeña o mediana empresa podría parecer excesivo contar con un área TIC independiente. Aún más, la separación de funciones del área TIC podría ser percibida como una amenaza de pérdida de poder para el titular del área administrativa.

¿Cuándo conviene entonces hacer esta separación del área TIC y formalizarla como una División (Gerencia, Dirección, Vicepresidencia, etc.) más de la empresa?


Los síntomas de que algo está mal

Cada empresa es diferente, sus circunstancias son diferentes y por lo tanto no siempre es fácil justificar la decisión de separar al área TIC. Sin embargo, podemos identificar síntomas frecuentes de que las cosas han llegado al punto en que la empresa estaría mejor con un cambio de estructura (organigrama).

Algunos de estos síntomas son:

  • Soporte técnico "cotidiano" notoriamente deficiente. Cuando actividades comunes y corrientes que están dentro de las capacidades del personal de soporte no se realizan correctamente, o no se terminan, o se ponen en espera por tiempo indefinido. Esto indica que ¡hay falta de mecanismos de control!
  • Tecnologías dispares  que no se "hablan" entre sí. Sucede cuando cada departamento de la empresa adquiere sus propias tecnologías informáticas sin buscar congruencia con el resto de la misma. Por ejemplo: ausencia de un correo electrónico "corporativo". ¡Hay falta de visión y estrategia tecnológica!
  • Usuarios que prefieren darse soporte técnico entre sí, que acudir al área de soporte técnico. Tenemos ¡vicios organizacionales!
  • Tecnologías obsoletas que siguen utilizándose por falta de una estrategia de renovación. Este síntoma aparece cuando por alguna extraña razón la empresa nunca toma la decisión renovar sus tecnologías, sin que el presupuesto sea un obstáculo, hasta que las tecnologías son totalmente inservibles. La causa: ¡falta alguien responsable de hacer innovación tecnológica!


Las razones para cambiar

La correcta definición de un área tecnológica independiente dentro de la empresa traerá múltiples beneficios:

  • Definición de políticas tecnológicas consistentes.
  • Alineación estratégica de la tecnología con los objetivos de negocio de la empresa.
  • Mejora del soporte técnico a través de la definición de procesos de soporte y métricas de desempeño.
  • Optimización del gasto tecnológico.
  • Aumento en la productividad de los empleados y de la empresa misma.
  • Incremento en la competitividad de la empresa.

Es por todas estas razones que el Director General de una pequeña empresa no debe perder de vista la posibilidad de separar eventualmente las funciones de TIC y consolidarlas en un área independiente. Debe desarrollar su personal teniendo esta meta en algún futuro lejano.

El Director General de una empresa mediana debe buscar el momento de hacerlo, en el mediano plazo y debe prever todas las consecuencias organizacionales. Reingeniería de procesos, definición de roles y responsabilidades, facilitación del cambio, liderazgo, son temas que deben preocuparle.

Finalmente, el Director General de una gran empresa ya debería haberlo hecho, pero si esto todavía no ha sucedido ¡mas vale tarde que nunca!

Bueno, ¿y de verdad sirve toda esta tecnología?


Una de las ironías de la seguridad informática (y de muchas otras áreas tecnológicas) es que si haces bien tu trabajo, parece como si no fuera necesario para la organización.

Una buena cultura de seguridad en la organización, acompañada de tareas como prevención de abusos, aseguramiento de confidencialidad, procedimientos de respaldo y restauración de la información, respuesta a incidentes, etc. tiene como resultado minimizar los costos de los eventos de seguridad informática. Pero ¿cuánto nos ahorran exactamente todas estas tecnologías?

Y, por otra parte, si nunca hemos tenido incidentes graves, ¿para qué gastar tanto en tecnologías de seguridad?

Es así que este componente del gasto tecnológico podría percibirse como un desperdicio.

Una posible respuesta a la pregunta anterior es considerar el gasto en seguridad informática como un "seguro tecnológico". Por ejemplo, cuando contratas un seguro (de auto, de casa, de vida, de gastos médicos, etc.) esperas nunca tener que utilizarlo. Aún así, muchas veces lo contratas porque la posibilidad de que tengas que usarlo no es cero. De igual manera, comprar todas esas tecnologías de seguridad debería preparar a tu organización para cualquier contingencia.

Sin embargo, esa es sólo la mitad de la respuesta.

La otra mitad de la respuesta es que ya estamos "bajo ataque" todo el tiempo. Virus, gusanos, caballos de Troya, spyware, etc. contínuamente sondean nuestras defensas y tratan de introducirse a nuestros sistemas. Son elementos que colectivamente reciben el nombre de "malware" porque se trata de software diseñado para actuar maliciosamente. 

La existencia de tantísimo malware orientado al robo de información (por ejemplo), debería darnos miedo. Sin embargo, las decisiones de seguridad no pueden estar basadas en el miedo.

Dice el dicho "no puedo controlar lo que no puedo medir". Si queremos determinar el nivel de seguridad informática necesario en nuestra organización y cuánto gastar al respecto, entonces debemos encontrar y medir periódicamente indicadores clave que nos permitan determinar cualitativamente el nivel de riesgo al que estamos sometidos y desarrollar un plan para enfrentar dichos riesgos.

La decisión para mantener, incrementar o disminuir los niveles de presupuesto para tecnologías de seguridad informática debe estar entonces respaldada por métricas pertinentes, generadas continuamente.

La siguiente es una lista, reconociblemente incompleta, de indicadores de seguridad que podría estar generando cualquier organización. Estas métricas pueden generarse con periodicidad semanal o mensual.

  • Número de cuentas de usuario bloqueadas por exceso de errores de ingreso, reportados por los servidores de correo, de aplicaciones, de bases de datos, etc.
  • Número de incidentes de soporte técnico relacionados con virus
  • Número de intentos de penetración, reportados por un sistema IDS / IPS
  • Número de intentos erróneos de ingreso vía VPN, reportados por un Firewall
  • Número de intentos de visita a sitios web no autorizados, reportado por un servicio proxy o de validación de contenido
  • Niveles de consumo de ancho de banda en las conexiones a Internet y servicios de telecomunicaciones, con especial atención a lo que sucede en horarios no-laborales
  • Número de incidentes de soporte técnico relacionados con software pirata
  • Número de incidentes de soporte técnico relacionados con aplicaciones no-laborales en smartphones

En conclusión: no basta con hacer bien el trabajo. También hay que demostrar que lo estamos haciendo bien, respaldándolo con métricas más allá de toda duda.

¿Y en tu organización? ¿Qué otros indicadores de seguridad utilizas para justificar el gasto tecnológico?

El Lenguaje del Director


Entre los ingenieros que trabajamos con Tecnologías de Información y Comunicaciones, una broma común es que no hablamos ni español ni inglés: hablamos lenguaje técnico.

La tecnología a veces es tan abstracta y evoluciona tan rápido que no se facilita que los términos y conceptos que usamos los ingenieros se permeen a la vida cotidiana.

Por ejemplo, cuando tu esposa te pregunta: "¿cómo te fue en la oficina?", ¿cómo le explicas que pasaste varias horas tratando de hacer funcionar el proceso de autentificación en un servidor RADIUS, el cual fallaba porque en ningún lugar de la documentación se mencionaba el uso de la función hash S-MD5 con una cadena pseudoaleatoria actuando como "salt"? "¡Bien! ¡Me fue bien!", le contestas, ante la imposibilidad de explicarle cada uno de los conceptos.

Es así, que nos acostumbramos entre ingenieros a usar neologismos ("chécate el servidor de web"), distorsionar el significado de las palabras ("la red se alentó") y usar de plano mal las reglas gramaticales ("no puedo accesar al poleador de monitoreo"). Lo peor es cuando dichas costumbres se vuelven hábitos de pensamiento y ni siquiera nos damos cuenta que caemos en ellos.

¿Y porqué sería malo tener nuestro propio "dialecto" para hablar entre ingenieros?

Si sólo fueras a hablar con ingenieros del mismo ramo, de la misma región geográfica y que hablen el mismo idioma que tú, es decir, gente que comparta tu mismo contexto, esto no sería ningún problema. De la misma manera, que no habrían problemas de comunicación entre gentes que pudiéramos leernos mutamente la mente. Por supuesto, el problema aparece cuando deseas hablar con otro tipo de personas, y se vuelve un obstáculo importante si lo que deseas es trascender.

Si entre tus metas se encuentra desempeñarte como Director de Tecnologías de Información y Comunicaciones, no puedes seguir usando siempre el mismo lenguaje que usabas para hablar con otros ingenieros.

El Director de TIC no sólamente es responsable de establecer el rumbo tecnológico de la organización, sino que además tiene que comunicarlo al resto de la misma.

El Director de TIC no sólo habla con los ingenieros de su área, también tiene que poder entusiasmar con sus proyectos al Director General (quien no tiene necesariamente una formación tecnológica). Le conviene que otros directivos entiendan sus metas y lo apoyen y en definitiva, su mensaje tiene que poder llegar en forma comprensible hasta el último de los "usuarios" de la organización.

La buena comunicación es entonces imprescindible para que el Director de TIC proyecte visiones tecnológicas, consiga patrocinios entre la Alta Dirección, comunique objetivos a su equipo de trabajo, prometa beneficios sin generar falsas expectativas entre los usuarios y logre de esta manera que las TIC apoyen la misión de la organización.

El uso del lenguaje apropiado, en función de la audiencia a la que va dirigido el mensaje es una de las competencias más valiosas que puede desarrollar un Director de TIC.

El Director de TIC se encuentra en la curiosa posición de actuar como intérprete y traductor entre distintas audiencias pertenecientes a diferentes áreas de la organización.

Por ejemplo: al Contralor le explicará cuánto se va a ahorrar la empresa con esta nueva tecnología, al Director General le hará ver la ventaja competitiva que traerá esta plataforma a la empresa, al Director Comercial le venderá la idea del incremento en la productividad de sus empleados, y al ingeniero de soporte técnico ¡le recordará que no se le olvide configurar S-MD5 con cadenas pseudoaleatorias "salt"! (aunque a su esposa tal vez le seguirá diciendo simplemente que le "fué bien en la oficina").

Por lo tanto, si entre tus metas se encuentra ascender dentro de la organización, debes desarrollar la capacidad de expresarte correctamente así como de entender a gente de muy diferentes contextos.

Hacerte el hábito de leer libros no técnicos, aprender un idioma extranjero, convivir con gente muy diferente a tí, son técnicas que pueden ayudarte a desarrollar esta competencia. ¡Y no descuides la gramática y la ortografía!

Empieza hoy y ¡atrévete a desarrollar tus competencias para el mañana!

BYOD: ¿Puedo traer mi tablet a la oficina?


La problemática era clara: la conexión a Internet de la oficina estaba saturada y las máquinas de escritorio que te prestaba el Departamento de Informática para tu junta mensual de ventas eran obsoletas. Ante esto, no quedaba mas que soportar el deficiente desempeño de la infraestructura de tu empresa, así como el que las juntas se prolongaran hasta la noche por causa de la lentitud para acceder a información ubicada en servidores externos.

No parecía haber solución, hasta que un compañero te dijo: "¿porqué no te compras un iPad con conexión a Internet por celular y te olvidas de usar las máquinas de la sala de juntas?".

Así lo hiciste y funcionó muy bien. Se puso mejor cuando descubriste un servicio (¡gratuito!) en Internet que te permitía hacer el seguimiento diario de tus clientes y consolidar tus reportes de ventas de fin de mes, todo a través de una página web que lo único que necesitaba de tu parte era un "browser" (p. ejm. el Explorador de Internet, Firefox, Chrome, el explorador que viene en tu smartphone, etc.). Te suscribiste sin pensártelo mucho.

A través de un servicio de almacenamiento de archivos (¡gratuito!) empezaste a compartir documentos en tiempo real con toda tu fuerza de ventas. Otro servicio de colaboración (¡gratuito!) habilitó a tus vendedores para editar simultánemente un mismo documento, no importando dónde se encontraran ellos. Ahora era más fácil y rápido hacer cotizaciones, basándose tus vendedores en machotes (formatos) que tú mismo compartiste a través del servicio de colaboración.

El servicio de chat de otro proveedor te permitió estar en contacto instantáneo con tus vendedores, para aquellos mensajes que deben ser contestados de inmediato. Y para las juntas, un proveedor de servicios de videoconferencia te dió conexión multiusuarios con buena calidad de audio (la calidad del video no era tan buena pero eso realmente no te importaba), con lo que dejaste de convocar a tus vendedores todos los fines de mes en aquella abarrotada oficina. ¿Mencioné que los últimos dos servicios también eran gratuitos?

Así como tú, miles de usuarios están descubriendo los beneficios de flexibilidad, movilidad y productividad de Cloud Computing. Y lo están haciendo con sus propias herramientas de hardware.

¿Cuáles son los riesgos?

La tendencia a que los usuarios traigan a la oficina sus propias herramientas de trabajo ha cobrado tal fuerza que hasta un nombre ha recibido: Bring Your Own Device( BYOD). 


Lo que este término engloba es el interés de cierto tipo de usuarios en utilizar los más novedosos "gadgets" tales como smartphones o tablet-pc's para acceder a su información dentro y fuera de los lugares habituales de trabajo.





Es así que presenciamos cómo, empezando por los usuarios con más necesidades de movilidad y seguidos por los directivos más afines a la tecnología, algunas personas deciden hacer a un lado las Tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC) suministradas por la organización y, sin pedir ayuda, autorización o tan siquiera avisar a nadie se compran su Tablet (p. ejm. un iPad), se suscriben a servicios de "Cloud Computing" y empiezan a gozar de los beneficios que estas plataformas ofrecen.


Por su naturaleza, se trata de usuarios con alto poder adquisitivo, que no necesitan esperarse a que la organización les brinde las herramientas de trabajo que necesitan. Incluso puede ser que tengan acceso a mejores herramientas que las que la organización podría adquirir.

¿Conviene traer a la oficina dispositivos diseñados para el mercado de consumo masivo?

¿Realmente podrán soportar el ritmo de trabajo tan intenso que se les exige? ¿Qué hay de la garantía y soporte? ¿Qué hay de la compatibilidad con las aplicaciones de la empresa?

Y más importante quizás, ¿qué se puede decir acerca de la seguridad de la información en los dispositivos y en los servicios a los que acceden?
En cuanto a que puedan haber sido diseñados para el mercado masivo y no soportar un ritmo de trabajo intenso, esta no es una gran objeción. Muchas laptops y pc's de escritorio diseñadas para el mercado masivo son adecuadas para un trabajo de oficina cotidiano. En el caso extremo, existen computadoras optimizadas para la experiencia de jugar videojuegos, cuyo rendimiento es muy superior al de otras máquinas.

Quizá todavía no tengamos muchos puntos de comparación entre las Tablets y los Smartphones que se usan en la oficina vs. los que se usan en la casa, pero incluso el entretenimiento puede demandar una carga de trabajo intensa, por lo que el trabajo de oficina no debería ser demasiado problema. Eso si, ¿te imaginas tomando notas en una junta a la velocidad con la que escribes en tu teléfono celular?

Lo que sí puede ser una desventaja son las condiciones de garantía y soporte para los gadgets, dado que se adquieren de uno en uno a diferentes fabricantes, mientras que típicamente una empresa buscaría hacer compras de alto volumen con un solo proveedor para poder negociar un mejor precio y mejores condiciones de soporte técnico. Si bien tu empresa podría reemplazarte la laptop mientras la mandan a reparar, en caso de que tu smartphone falle probablemente tu única opción sea comprarte otro teléfono de inmediato.

En cuanto a la compatibilidad con las aplicaciones de la empresa, un Departamento de TIC podría validar la compatibilidad con los smartphones o tablets más populares, pero la enorme diversidad de dispositivos vuelve rápidamente imposible validar todas las combinaciones de aplicaciones y gadgets. Podrías encontrarte, por ejemplo, que la aplicación que le costó USD$20,000 a tu empresa simplemente no se visualiza bien en la pantalla de tu smartphone. Y no hay nada que hacer al respecto, salvo comprarte otro teléfono celular y volver a intentar.

En esencia, si traes tu tablet/smartphone a la oficina estarás sólo contra el mundo (aunque puede ser que esto no te preocupe).

¿Y qué pasa con la seguridad de tu información?

El día de ayer era molesto y costoso extraviar el celular. El día de hoy puede ser grave. Todo depende de la información que tengas almacenada en él.

Con capacidades de almacenamiento de decenas de Gigabytes en tu celular oTablet, ¿realmente sabes tódo lo que llevas en tu bolsillo?

Otro punto débil podrían ser los servicios de "Cloud Computing" a los que hayas autorizado a tu dispositivo a conectarse sin pedir un password cada vez que ejecutes la aplicación correspondiente.

Por ejemplo: es muy agradable poder ingresar a Facebook sin estar tecleando tu usuario y password en la minúscula pantalla de tu celular cada vez que tienes ganas de usar ese servicio, pero eso significa que cualquiera que tenga acceso físico a tu celular también tendrá acceso a tu cuenta de Facebook. ¿Te imaginas si en lugar de Facebook se tratara de algún servicio en donde tuvieras información confidencial de tu organización?

¿Y qué decir de la posibilidad de que sea el mismísimo proveedor de servicios de Cloud Computing o uno de sus empleados quien se ponga a fisgonear en tus archivos, mensajes o bases de datos? Si crees que esto no es muy factible, Google ya hace precisamente esto con la finalidad de dirigir más eficientemente su publicidad hacia tí. Hay que decir que su política de privacidad especifica porqué lo hacen y aclara que ningún ser humano tiene acceso directo a tu información. Claro que si eres paranóico estarás pensando en el episodio de hacking que sufrió Google durante el cual les fue robado código fuente (¿de qué? nunca se supo con detalle) que permitiría encontrar vulnerabilidades y exponer información contenida en los servidores que utilicen ese código.

Con todo esto, quien esto escribe no pretende afirmar que Cloud Computing y "Trae tu Tablet a la Oficina" (BYOD) no puedan utilizarse en una organización. Como muchas cosas en la vida, la decisión dependerá de la correcta evaluación de múltiples factores: costo, beneficio y riesgo (entre otros).

Quizá lo que complica tanto las cosas es la relativa facilidad con la que pueden adquirirse dichos dispositivos, instalar aplicaciones en ellos así como lo sencillo que es suscribirse a servicios de Cloud Computing ofrecidos en Internet por proveedores sin mucha reputación.

Es ahí donde la Dirección de TIC de una organización puede jugar un papel crítico, emitiendo evaluaciones de, dispositivos , proveedores y servicios, y orientando a sus usuarios hacia aquellos que ofrezcan las condiciones más serias, dentro del nivel de riesgo aceptable para la organización.

Cloud Computing ha llegado para quedarse. Lo mismo puede decirse de los smartphones y tablets. Nuestra mejor decisión no es si usamos o no estas tecnologías, sino en cuáles proveedores confiamos.

¿Innovar o Improvisar?

"¿Innovar o Improvisar?
por M. González


La industria de TIC se continúa desarrollando vertiginosamente. Nuevas tecnologías aparecen todos los días, sin darnos tiempo a veces de prepararnos adecuadamente para introducir en nuestra empresa aquellas que nos convienen.

Para complicar más las cosas, los usuarios finales han descubierto que pueden usar tecnologías no aprobadas por la Dirección de TIC para hacer su trabajo ¡y las usan!

Ante esta carrera sin fin, debemos tener cuidado de no confundir “Innovación Tecnológica” con “improvisación”.

Según el diccionario “improvisar” significa “hacer algo de pronto, sin estudio ni preparación”, y ¡eso es muchas veces lo que hacemos cuando introducimos nuevas tecnologías! No debería entonces sorprendernos la enorme cantidad de proyectos informáticos que fracasan.

Peor aún es cuando la improvisación se vuelve una costumbre dentro de la cultura informática de la empresa y se convierte en un vicio. Por ejemplo: darle al personal herramientas informáticas deficientes y confiar en que “de alguna manera” tendrán que hacer su trabajo, pretender cubrir con horas hombre la falta de tecnologías para ejecutar procesos que se pueden automatizar, o fijarse sólo en el precio y no en la efectividad de las herramientas a la hora de adquirirlas.

Estos vicios llegan a ser tan fuertes que pueden incluso hacer que para el usuario común la tecnología se vuelva un “estorbo para hacer el trabajo”.

El entorno social también puede inadvertidamente impulsar una “Cultura de la Improvisación” en la empresa. Cuando en el entorno familiar las carencias económicas propician la improvisación es muy difícil abandonar esa forma de pensar en el trabajo.

Desgraciadamente la cultura de la improvisación tampoco ayuda a disponer de un mayor presupuesto de TIC porque, “¿para qué gastar en algo que nuestros ingenieros o usuarios podrían resolver (improvisando) si no fueran tan flojos?”. Y si además existe el precedente de que los gastos en TIC se han manejado en forma corrupta en ocasiones anteriores (la cultura del ilícito o del derroche), podemos imaginarnos lo difícil que será salir de este círculo vicioso y convencer a la Alta Dirección de liberar los recursos adecuados para apoyar tecnológicamente a la empresa.

Es por razones como estas que debemos abandonar el valor exagerado que a veces le damos a la improvisación en nuestro trabajo con las TIC.

Pero, ¿cómo reconocer la improvisación cuando se presente? Y aún más, ¿cómo seguir posibilitando la innovación sin asfixiarla bajo formatos, autorizaciones, planes y juntas?

Para empezar, la improvisación se reconoce porque no es repetible. En sí misma no es mala cuando sus alcances son limitados, pero puede ser terrible si afecta a una gran población de usuarios.

Por ejemplo: el truco que usaste para sincronizar tu correo del servidor con tu laptop al mismo tiempo que con tu celular es improvisación, porque cada usuario tendrá un teléfono con sistema operativo (y versión) diferente y la forma de configurarlo será distinta en cada caso. El error sería pretender que en el Departamento de TIC siempre podremos desarrollar trucos similares en el 100% de los casos cuando se presente un usuario con esa necesidad, y por lo tanto no prepararnos.

Siguiendo con el ejemplo, si una funcionalidad así fuera algo deseable para la empresa, deberíamos entonces reconocerlo, incorporar esa tecnología a nuestra visión tecnológica, desarrollar una estrategia para probar y validar métodos de configuración así como definir tipos de teléfonos que serán soportados, documentar los procesos de configuración, capacitar usuarios “predicadores” y capacitar a la mesa de ayuda (Helpdesk) para resolver problemas en las plataformas soportadas. En suma: ¡ser metódicos!

¿Suena laborioso? Lo es. Definitivamente es mas fácil ser improvisados.

En el ejemplo mencionado, podría incluso ser necesario comprar algunos equipos “prototipo” para probar todos los procedimientos en una “maqueta de laboratorio”, lo cual podría ser visto como un derroche por la Alta Dirección si no hubiéramos hecho un buen trabajo de incorporar esta capacidad tecnológica dentro de la visión tecnológica de la empresa (alineación estratégica).

La diferencia entre la improvisación y la innovación tecnológica es que esta última debe ser repetible, optimizable y al poder ofrecer resultados medibles debe poder incorporarse a la visión tecnológica de la empresa.

Ahora bien, ¿cómo se nos ocurrió en primer lugar experimentar con esa funcionalidad que después se convertiría en innovación tecnológica? Hay muchas explicaciones posibles, y tal vez todo fue resultado de un usuario que ¡improvisó! (Serendipity).

La improvisación entonces tiene su lugar, pero no debe ser la forma primordial de hacer las cosas. Sus alcances deben ser limitados y debemos ser capaces de reconocer las ideas buenas, provengan de donde provengan, pero dándole al personal las herramientas de TIC correctas y adecuadas para realizar su trabajo.

La improvisación puede ser la chispa que prenda la mecha de la innovación tecnológica, no hay que detenerla, pero tampoco hay que darle un valor exagerado en nuestra organización.

Habilidades vs. Competencias en tu Currículum


"Habilidades vs. Competencias en tu Currículum"
por M. González


Un buen currículum no lo es todo.

Antes de presentarte a una entrevista de trabajo puedes caer en la tentación de armarte con copia de todos los documentos probatorios que demuestran tus estudios, trabajos anteriores, certificaciones profesionales, etc. Es conveniente reunir esos documentos, y te brindan credibilidad pero, ¿realmente crees que el entrevistador los va a revisar minuciosamente?

Quizá sea más útil para el resultado de la entrevista el que, (sin descuidar tu currículum) dediques tiempo a prepararte pensando en los problemas que has enfrentado en tu trabajo anterior, tus estudios o tu vida y la forma como los has resuelto exitosamente. ¿Qué resultados has aportado a la empresa? ¿Cómo se benefició la organización con tu desempeño? ¿Qué cualidades propias te ayudaron a resolver exitosamente los problemas?

La forma como presentas tu Currículum Vitae es diferente si lo que pretendes resaltar son tus Competencias, en lugar de tus Habilidades.

Para que te des una idea de la diferencia entre estos dos términos, examina el currículum de alguna empresa. Cualquier empresa te sirve para esto. Posiblemente vas a encontrar una lista de servicios y productos que la empresa vende (sus habilidades), pero eso también lo encuentras en un folleto informativo.

La función del currículum de la empresa es desarrollar credibilidad y confianza en los posibles clientes, por lo que casi seguramente encontrarás una lista de clientes anteriores así como proyectos que la empresa ha realizado para ellos. Esto último son las competencias de la empresa.

Se podría decir que al tomar un curso o una certificación profesional estás por lo menos obteniendo conocimientos. Eso es lo que dice tu constancia de participación: estuviste en el evento haciendo tu mejor esfuerzo por capturar conocimientos.

Los conocimientos son muy importantes porque sin ellos no puedes desarrollar habilidades específicas que puedas aplicar a tu trabajo.

Tener una habilidad consiste en la capacidad de realizar una actividad para alcanzar un objetivo. Mientras más habilidades tengas, podrás trabajar en mayor cantidad de escenarios. Por ejemplo: puedes tener la habilidad de configurar una aplicación en un servidor de tal o cual sistema operativo, con tal o cual versión de software.

Sin embargo, es de suma importancia que en tu desarrollo profesional no te detengas en la meta de adquirir habilidades. Es mucho mejor, si además logras desarrollar competencias.

Una competencia consiste en la capacidad de poner en uso tus conocimientos, habilidades y valores para enfrentarte exitosamente a un reto.

Dicen que en la adversidad se conoce al individuo, y esto es especialmente cierto porque ante la adversidad uno debe hacer gala de todas sus competencias. Pero no necesitas enfrentarte a una situación adversa para desarrollar competencias. Plantearte retos, metas y hasta un poco de sana ambición laboral te ayudarán a desarrollarte.

Cada proyecto que emprendas en tu trabajo te dará experiencia (conocimiento) y en retrospectiva puedes examinarlo para determinar si lo resolviste exitosamente o no. Los proyectos exitosos son los que demuestran tu competencia.¡Resáltalos en tu Currículum!

Ahora examina de nuevo tu currículum y hazte las siguientes preguntas: ¿qué imagen de tí estás proyectando? ¿es "eso" lo que realmente quieres proyectar? ¿es "eso" lo que necesita la empresa en la que deseas trabajar?

Desarrolla competencias y ¡toma las riendas de tu vida profesional!
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El Director de Informática como Agente del Cambio

"El Director de Informática como agente del cambio"
por A. Cota y M. González


En la mayoría de las organizaciones el Director de Informática o Director de Sistemas está singularmente ubicado para jugar un papel importante en el cambio institucional y detonar la productividad de su organización. Pero esto último sólo sucederá si además de conocer la tecnología, el Director de Sistemas sabe alinearla con las necesidades de negocio y justificar su adopción dentro de la organización.

Las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) se han desarrollado a un ritmo vertiginoso lo que puede significar que en ocasiones los usuarios desconozcan todo lo que ellas ofrecen, así como que las tecnologías parezcan ofrecer más de lo que verdaderamente es realizable.

Es aquí donde interviene el Director de Sistemas. Podríamos, quizá, hablar de la existencia de una tendencia en la transformación del puesto de "Chief Information Officer" hacia el puesto de "Chief Innovation Officer" o cómo la Innovación Tecnológica juega un papel cada vez más importante en el apoyo que las TIC pueden dar a la organización para lograr un incremento de la competitividad.

Es bien sabido que existe una curva de adopción de tecnologías en las organizaciones representada por el volumen o la cantidad de empresas que adopta una determinada tecnología con respecto al paso del tiempo. En sus inicios, cuando las tecnologías son jóvenes y desconocidas, sólo los muy aventureros se atreven a implantarlas y algunas veces pagan el precio de estar en el "bleeding-edge" o "frente sangriento" a través de costos ocultos de aprendizaje, errores humanos y carencia de soporte.

No es sino hasta que el uso de las tecnologías adquiere una "masa crítica", que el grueso de las organizaciones decide incorporarlas a sus procesos productivos. Finalmente, también existen las organizaciones que se resisten al cambio y que sólo incorporan una tecnología cuando ha sido probada hasta la saciedad y sale más barato usarla que no hacerlo (por ejemplo, ¿qué tienda rechazaría el uso de una caja registradora el día de hoy? o ¿qué departamento de contabilidad rechazaría el uso de una hoja de cálculo para hacer su trabajo?).

El reto para el Director de Informática es: seleccionar la tecnología más apropiada para el esquema de negocio de su organización, saber determinar el momento preciso para su introducción, vencer el rechazo que esta tendrá en los usuarios, y ser capaz de cuantificar en forma verificable los beneficios que la nueva tecnología ofrece.

Ejemplos de las preguntas que podría hacerse un Director de Sistemas son:
  • ¿Debo permitir el uso de Mensajería Instantánea externa en mi red o debo instalar mi propio sistema de Mensajería Instantánea?
  • ¿Debo instalar videoconferencia hasta el escritorio de los usuarios?
  • ¿Debo implantar una infraestructura de encripción y control de acceso para los documentos sensibles?
  • ¿Debo mejorar mi sistema de respaldos?
Pero quizá las preguntas más difíciles de contestar son:
  • ¿Cuánto me beneficia económica y productivamente hacerlo o no hacerlo?
  • ¿Cuánto me arriesga o me perjudica?
  • ¿Cómo puedo medir los costos y los beneficios en forma verificable?
Para complicar más las cosas, hacer Innovación Tecnológica significa que el Director de Sistemas está tratando de implantar una tecnología que poca gente o nadie en la organización conoce, y mucho menos aprecia sus beneficios.

Y no debemos descuidar que sin una adecuada alineación de Tecnología y Negocio la inversión se convertirá en un costo improductivo, provocando aún mas rechazo para la adopción de futuros cambios tecnológicos.

Quizá uno de los mayores problemas es precisamente cuantificar los beneficios de las TIC. Por ejemplo: sabemos cuánto cuesta operar o subcontratar los servicios de correo corporativo (con nombre de dominio propio), pero ¿cuánto le sirve a la organización tener un sistema de correo electrónico propio?

El Director de Informática debe, por lo tanto desarrollar metodologías y criterios para la evaluación de tecnología así como para su introducción en la organización y todo esto además de conocer la tecnología y ser un experto en su negocio.

En el lado positivo, el Director de Informática tiene la gran oportunidad de convertirse en agente del cambio y facilitar que su organización se distinga de su competencia logrando que la productividad se detone.

"La tecnología en sí no ofrece soluciones, sólo promesas y es tarea de nosotros hacerlas realidad".

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