Cloud Computing es un atractivo conjunto de tecnologías que nos ofrece flexibilidad, movilidad y productividad para nosotros y nuestras organizaciones. Sin embargo, la popularidad de algunos proveedores de servicio puede hacernos pensar que cualquier ofrecimiento "en la nube" será exitoso, lo cual desgraciadamente no es verdad.
Antes de contratar un servicio con cualquier proveedor en el mundo físico usualmente haríamos una comparación de ofrecimientos.
¿Qué pasa cuando hacemos ese mismo tipo de análisis para los servicios en la nube?
El término "Cloud Computing" (Cómputo en la Nube) no ayuda mucho porque, para empezar, no hay una única definición de lo que significa. De hecho, podría interpretarse como al menos tres tipos de servicios distintos:
- Infraestructura como servicio (IaaS - Infrastructure as a Service)
- Software como servicio (SaaS - Software as a Service)
- Plataforma como servicio (PaaS - Platform as a Service)
Por lo tanto, tenemos que precisar aún más.
Tomemos como caso de estudio los ofrecimientos de Infraestructura como Servicio (IaaS), en donde un servicio muy extendido es el "hosting" de servidores virtuales (Virtual Private Server - VPS).
La idea básica de un servicio VPS es instalar una "máquina virtual" que queda bajo tu control, sobre la infraestructura de datacenter del proveedor IaaS. Las características de la máquina virtual (capacidad de CPU's, memoria, almacenamiento, etc.) son bastante fáciles de definir, lo que debería facilitar la comparación de proveedores ¿verdad?
¡Falso! Muchos proveedores hacen todo lo posible por esconder la información que los pone en desventaja y resaltan sólamente los atributos en donde destacan. Para complicar más las cosas, siempre existirán costos ocultos debido a fenómenos intangibles tales como la estabilidad del servicio, la efectividad del soporte técnico y la dificultad de utilizar herramientas de administración propietarias.
Veamos un ejemplo aún más específico de esto.
Tan sólo en un parámetro que debería ser sencillísimo de comparar: la cantidad de memoria RAM disponible para la máquina virtual, un rápido sondeo realizado por Mavixel arrojó una enorme diversidad de ofrecimientos. Se analizó poco más de una docena de proveedores, buscando un servidor VPS (Virtual Private Server) con al menos 16 Gigabytes de memoria RAM. El análisis fue realizado en febrero de 2013.
Se encontró que algunos proveedores se enfocan a ofrecer máquinas virtuales con muy baja memoria RAM (1 GB), eso si, a precios mucho muy bajos. Sin embargo, era imposible pedirles un servicio con mayor cantidad de memoria asignada.
Otros proveedores destacaban por ofrecimientos en los que podías contratar memoria superior a 1 GB, pero llegando sólamente hasta los 8GB RAM por máquina virtual. Los precios iban en aumento, pero siempre cotizados en la forma de una renta mensual.
Pero la sorpresa mayor la dió un tercer tipo de proveedores, que sí ofrecían máquinas virtuales con capacidades de memoria en el rango de 16 GB y superiores.
En primer lugar, las capacidades de memoria no eran estándar y no facilitaban la comparación de servicios. Un proveedor ofrecía 15 GB de memoria, mientras que otros 16 GB y uno más ¡17 GB!
En segundo lugar, cada ofrecimiento dentro de este rango de memorias difería en parámetros que eran considerados "estandar" por los proveedores de servicios más pequeños. Variaba mucho el ancho de banda mensual disponible, la velocidad de conexión del datacenter hacia Internet, la capacidad de almacenamiento del servidor, el número de procesadores virtuales y su velocidad, etc.
En tercer lugar, la forma de cobrar cada parámetro era significativamente diferente de proveedor a proveedor. Con algunos había un gasto único de contratación, en otros casos una anualidad, ambos adicionales a la renta mensual. A veces habían plazos forzosos, aunque en la mayoría de los casos no.
En un caso extremo, un proveedor cobraba hasta por el número de operaciones de lectura/escritura realizados sobre un servicio de disco duro externo el cual, no lo resaltaban pero era indispensable para evitar perder la información modificada en la máquina virtual. Y el costo de esas "operaciones de lectura-escritura" (si se escogía la opción sin límites) podría ser comparable con la renta aparente, ¡llegando incluso a duplicarla!
Para los proveedores de servicio que cumplían con el requerimiento de memoria RAM de 16 GB, los costos anualizados diferían en una proporción de 5 a 1.
El riesgo entonces, con Cloud Computing es que, al ser tan fácil inscribirse en un servicio a título personal o contratándolo a nombre de nuestra organización, a veces no hacemos una evaluación rigurosa de costos, beneficios y riesgos para cada ofrecimiento.
Ingresar a la nube puede ser tan fácil como dar tu número de tarjeta de crédito en una página web con un nombre "pegajoso" (incluso hay servicios gratuitos en los que ni siquiera tienes que hacer ésto).
El costo no debe ser el único factor a tomar en cuenta en los ofrecimientos de Cloud Computing. Una evaluación seria debe tomar en cuenta además del costo, los beneficios (flexibilidad, movilidad), los riesgos (pérdida o robo de información, por ejemplo), y hasta la reputación del proveedor de servicios.
Si, en lugar de Cloud Computing estuviéramos hablando de servicios de manejo de dinero en efectivo, sería evidente que deberíamos tomar todas las precauciones posibles, ¿verdad?
¿Porqué nos saltamos tan fácilmente esas precauciones cuando "sólo" se trata de manejar información?
Cloud Computing puede ser la diferencia que detone la competitividad de tu organización, pero no debes embarcarte a ciegas con ningún proveedor de servicios.