¿Tu celular te está espiando? Es altamente probable. Lo peor es que incluso sabiéndolo, probablemente estés de acuerdo.
Pero, vámonos por partes. ¿Quién haría este espionaje y porqué?
Empecemos por el "porqué".
Según datos de la SCT, se estima que existen en México más de 105 millones de usuarios de telefonía celular (Fuente: SCT PRINCIPALES ESTADÍSTICAS DEL SECTOR COMUNICACIONES Y TRANSPORTES 2014), con algunas regiones del país en donde existen hasta 118 suscriptores por cada 100 habitantes (más de un celular por persona, nada del otro mundo).
También según dicha fuente, el número de minutos consumidos al hablar por teléfono celular es casi 5 veces el número de minutos de larga distancia en el país.
Estos números reflejan algo intuitivo que experimentamos cotidianamente: usamos más, muchísimo más el teléfono celular que el teléfono fijo.
Y no sólo lo usamos para hablar por teléfono. Según la AMIPCI (Asociación Mexicana de Internet) en su estudio de Hábitos del Internauta Mexicano 2015, existen casi 54 millones de usuarios de Internet en México, de los cuales un 58% usa Internet desde su celular, por WiFi cuando está disponible (80%) y por medio de su plan de datos (48%) cuando no. De aquí se desprende que hay poco más de 31 millones de Smartphones en México.
El mismo término "uso de Internet" ha cambiado en los últimos años. En las primeras generaciones de teléfonos con conexión a Internet se podía decir que sólo usabas Internet cuando abrías un navegador. Ahora, instalas aplicaciones (Apps) que se comunican a través de Internet con servicios "en la nube" (Cloud Computing) para brindarte información de tu interés a través de una interfaz acorde con el tamaño de la pantalla.
Sin embargo, ¿cuánta de esta información es algo que tú has solicitado explícitamente? ¿Cuánta información son "sugerencias" de tus aplicaciones? ¿Cuánta información manda tu teléfono a los proveedores de servicio de las aplicaciones? y ¿cuánta información es publicidad basada en tus hábitos?
El asunto entonces es, que hay todo un tesoro de información que intercambias con Internet a través de tu teléfono celular, ahorita mismo, en México. Cualquier empresa que tuviera acceso a toda esa información podría explotarla para fines publicitarios altamente eficaces.
Ahora pensemos ¿quién podría estar espiándote?
Cuando instalas una aplicación en tu teléfono celular ese pedacito de software en principio puede pedirte permiso y tener acceso a toda la información almacenada y capturada por el mismo: páginas visitadas, términos de búsqueda, aplicaciones instaladas, contactos frecuentes y sus datos, correo electrónico, chats, ubicación geográfica (GPS), tu huella digital en algunos aparatos, y un largo etcétera.
No sería difícil imaginar una aplicación maliciosa que, desde tu celular, tuviera acceso a todo lo que haces y dices a través de Internet.
Lo más sorprendente es que, probablemente no sean aplicaciones maliciosas en tu celular las que te estén espiando, sino que tus aplicaciones "autorizadas" son las que analizan tu comportamiento con la finalidad de detectar hábitos de consumo y optimizar sus campañas publicitarias.
Bienvenido al mundo de los "Grandes Datos" ("Big Data") y a lo que expertos como Bruce Schneier denominan la "Economía de la Vigilancia" ("Surveillance Economy").
Como desarrollador de una app, podría demasiada tentación como para dejar pasar esta oportunidad.
Tu teléfono sabe con quién hablas y qué le dices. Conoce la ruta que sigues para ir a tu trabajo. Puede extrapolar a qué hora te levantas (¿qué es lo primero que haces al levantarte, si no es encender tu celular?), a qué hora sales a comer, dónde comiste, y a qué hora regresas. Sabe dónde está tu escuela, o la escuela de tus hijos, qué películas buscas en cartelera y en qué lugares estabas cuando tomaste fotos.
Está de miedo ¿verdad? Pero, ¿realmente es tan malo todo esto?
La respuesta es un larguísimo "depende".
Pueden ser tantos los beneficios, que podrías estar de acuerdo en dejar que te "espíen", o podrías preferir no usar algunos servicios.
He aquí algunos escenarios positivos: Google te avisa con suficiente anticipación para que llegues a tiempo a las citas anotadas en tu calendario. Waze te pone publicidad en el tiempo que estás detenido en un semáforo pero también te manda por la ruta más rápida. Facebook te muestra noticias y te sugiere páginas de los temas que te interesan. Google Now te indica los lugares "interesantes" que puedes visitar en los alrededores del lugar donde te encuentras. Microsoft integra todos sus servicios en línea bajo una misma cuenta, facilitándote el uso ya que sólo tienes que recordar una contraseña.
En el futuro, tu automóvil "interconectado" te avisará cuando su rendimiento de gasolina disminuya y le sea benéfico un cambio de refacciones o una afinación.
En el futuro, tu automóvil "interconectado" te avisará cuando su rendimiento de gasolina disminuya y le sea benéfico un cambio de refacciones o una afinación.
Pero también hay escenarios para reflexionar. Por ejemplo: ¿tienes un teléfono Android y quieres ver dónde has estado en los últimos días? Consulta la siguiente liga de Google Maps: https://www.google.com/maps/timeline?authuser=0 (lo puedes hacer desde tu computadora también). Con esta liga puedes examinar tu recorrido por fechas y horas, y saber cuánto tiempo permaneciste en una ubicación. También puedes compartir tu ubicación con usuarios selectos. Imagínate lo que un publicista podría hacer con esta información.
Ahora algo francamente estremecedor: ¿podría tu supermercado local saber que tu hija está embarazada antes que tú? Eso es exactamente lo que sucedió en E.U. hace unos años. Aquí está la historia original del New York Times. Ni siquiera fue mediante el celular. Todo fue gracias al análisis de patrones de compras de productos con una tarjeta de cliente frecuente. Imagínate lo que podrían hacer ahora estas mismas tiendas a través de una App que instalas en tu celular.
Se ha especulado incluso que algunas televisiones inteligentes podrían espiarte utilizando sus cámaras para hacer reconocimiento facial y micrófonos integrados para capturar tus conversaciones y seleccionar términos de interés. El objetivo sería distinguir entre los gustos, aficiones y preferencias comerciales de los televidentes individuales para enviarles publicidad personalizada.
¿Qué debemos hacer? y por otra parte, ¿qué podríamos hacer ante todo esto?
Los beneficios de usar un dispositivo inteligente son tantos que, si quisieras sustraerte a la "Economía de la Vigilancia" tendrías muchísimo que perder y te sería muy difícil hacerlo. Si ya tienes uno, quizá te habrás preguntado ¿cómo he podido vivir todos estos años sin un smartphone?
En el mejor de los casos, toda esta vigilancia quizá sólo resultaría en publicidad personalizada que atendería tus gustos y preferencias, así que ni siquiera estarías en contra de recibirla. Al menos eso es lo que dicen las empresas que analizan ese cúmulo de datos llamado Big Data.
En un escenario paranóico, existirían "entes" de inteligencia artificial que sabrían todos y cada uno de tus gustos, hábitos, mensajes y movimientos, y no podrías escapar de ellos, ni de alguien que malintencionadamente abusara de tu información.
Los beneficios de usar un dispositivo inteligente son tantos que, si quisieras sustraerte a la "Economía de la Vigilancia" tendrías muchísimo que perder y te sería muy difícil hacerlo. Si ya tienes uno, quizá te habrás preguntado ¿cómo he podido vivir todos estos años sin un smartphone?
En el mejor de los casos, toda esta vigilancia quizá sólo resultaría en publicidad personalizada que atendería tus gustos y preferencias, así que ni siquiera estarías en contra de recibirla. Al menos eso es lo que dicen las empresas que analizan ese cúmulo de datos llamado Big Data.
En un escenario paranóico, existirían "entes" de inteligencia artificial que sabrían todos y cada uno de tus gustos, hábitos, mensajes y movimientos, y no podrías escapar de ellos, ni de alguien que malintencionadamente abusara de tu información.
¿Cuál de estos dos escenarios será nuestro futuro? Tal vez ambos, o ninguno, tal vez nos encontraremos en algún punto intermedio entre ellos.
La Internet de las cosas se acerca a pasos acelerados. La "economía de la vigilancia" es quizá inevitable. Nos toca a nosotros, por lo tanto, asegurarnos de que la organizaciones que manejan nuestra información lo hagan en forma segura. Y no estaría por demás exigir que todas esas "cosas" interconectadas se porten "bien" con nosotros.
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