La Maldición de Cloud Computing

Las tecnologías de Cloud Computing pueden ayudarte a ser extraordinariamente productivo. Puedes trabajar donde sea, a la hora que sea y con el dispositivo que tengas enfrente. Muchos proveedores de servicio tienen modalidades de servicio gratuito o de bajo costo. Así pues, ¿qué podría haber de malo en aprovechar todas estas herramientas?

Pues bien, la "maldición" de Cloud Computing consiste en que es mucho más fácil subirse a la nube, que bajarse de ella.

¡Cuidado! La nube puede volverse un servicio tan valioso, que además de convertirse en algo casi adictivo puede ser casi imposible de reemplazar. Y al llegar a este punto es donde nos volvemos un cliente cautivo del proveedor. 

Examinemos algunos escenarios que van desde simples dolores de cabeza hasta verdaderas "historias de terror".

Escenario #1 - ¿Te puedes llevar tus datos?

¿Has pensado cómo podrías llevarte todo el correo electrónico de tus usuarios a un proveedor diferente? No es que no hayan maneras de hacerlo, pero las funcionalidades que te ofrece un proveedor (por ejemplo clasificación automática en carpetas, filtros anti-spam, agrupar conversaciones), quizá no son exactamente compatibles con algún otro. Por ejemplo, puede que acabes con todo tu correo en una sóla carpeta, perdiendo todo el esfuerzo de clasificación que realizaste durante meses. Puede ser que se "pierdan" correos importantes, o que los usuarios no sepan cómo encontrarlos en el servicio del nuevo proveedor. Ante estas posibilidades ¿quién en su sano juicio desearía cambiarse de proveedor?

Escenario #2 - Es gratis, ¿verdad?

Otra posibilidad: te suscribes a un servicio de colaboración en la modalidad gratuita. Es justo lo que necesitas. Empiezas a invitar compañeros del trabajo. Haces equipos, discusiones, videoconferencias, compartes documentos ¡fantástico! Hasta que... tu proveedor de servicio es comprado por una compañía más grande y los nuevos dueños deciden descontinuar la modalidad de servicio que habías venido usando. Te dan 30 días para descargar tu información y llevártela (¿cómo te llevas un "espacio virtual"?) a otro lado antes de que borren tu cuenta y las de tus compañeros. O puedes contratar el nuevo servicio con un costo de USD$100 anual por usuario...

Escenario #3 - Funciona de maravilla, o casi...

Otro caso más: tienes alrededor de 20GBytes en una carpeta almacenada "en la nube", que incluye las fotos que has tomado con tu celular. El servicio es práctico y barato. Ha llegado el momento de cambiar de celular. Instalas el app del servicio en tu nuevo celular, configuras tu cuenta y... ¡tus fotos en la nube desaparecen! Afortunadamente tenías un respaldo de tus fotos en el celular anterior pero ¿y si no? ¿y si hubieran desaparecido tus archivos del trabajo en lugar de tus fotos?

¿Quién es el culpable?

Todos estos escenarios son cosas que bien te pueden pasar a título individual y en ese caso la única persona a quien puedes reclamar eres tú. ¿En qué estabas pensando cuando te suscribiste a ese servicio?

La cosa adquiere una dimensión más grande y bastante desagradable si el servicio en cuestión fue una decisión que tomaste para toda tu empresa. Lo que puede funcionar muy bien para una persona con un riesgo aceptable, puede volverse un riesgo inaceptable si lo extendemos a toda la organización.

La maldición de Cloud Computing hace que, cuando te des cuenta de esto sea demasiado tarde para cambiar, o demasiado costoso, o demasiado difícil ¡y que no lo hagas hasta que algo falle!


¿Qué puedes hacer ante esto?

Lo primero: desarrollar una estrategia tecnológica. Sin estrategia, no puedes planear, y te la vas a pasar "reaccionando". ¿Es así como prefieres trabajar?

El momento de hacerlo es ¡ahora! antes de que te encuentres en un escenario de terror.

Tu estrategia tecnológica debe tener en cuenta los beneficios del servicio, que usualmente son indicados por las funcionalidades que anuncia el proveedor, así como el costo (seguramente quieres hacer un comparativo de costo vs. beneficios para todos los proveedores), pero también debes considerar el riesgo.

A veces es muy difícil ponerle números a los riesgos, especialmente para las nuevas tecnologías.

Por ejemplo ¿cuál es la probabilidad de que Google, Amazon o Windows Azure dejen de funcionar? Es casi imposible contestar esta pregunta. Sin embargo, si puedes estimar cuánto te costaría cada uno de los escenarios de falla.

No puedes protegerte contra todo pero habiendo hecho una estimación de los daños, puedes decidir cuál escenario quieres prevenir primero, y cómo quieres hacerlo.

El "Plan B"

Tu estrategia tecnológica también debe considerar un "Plan B". Es decir, debes considerar el caso hipotético de que tu proveedor o su servicio falle y tengas que cambiar a otro proveedor o de plano empezar a usar otra herramienta.

Para elaborar tu "Plan B", hazte las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo podrían los procesos de la organización seguir funcionando si el servicio "X" dejara de estar disponible?
  • ¿Cuentas con un respaldo de tu información fuera de la nube? ¿Se genera automáticamente?
  • ¿Existen herramientas para migrar la información de un proveedor a otro? Quizá sería conveniente ensayar este último escenario con algunos usuarios clave, sólo para definir un plan de migración en caso necesario.
  • ¿Hasta dónde llega la responsabilidad del proveedor y dónde empieza la tuya?
  • ¿En qué momento el costo dejaría de ser aceptable?
  • ¿Qué otros riesgos no-aparentes podrían existir?

Con todo esto no pretendemos sugerir que dejes de usar Cloud Computing. Sin embargo, debes dejar de hacerlo a ciegas. Debes contar con una estrategia y entender muy bien los riesgos que estás corriendo.

La vida consiste en correr riesgos. Las nubes son fantásticas, omnipresentes, flexibles y poderosísimas.

Sólo toma en cuenta que el sentido común te dice que, "si te subes a una nube, te puedes caer...". ¡Tu "Plan B" debería incluir un paracaídas!


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